Esta habilidad, relacionada con el aprendizaje previo, nos da la oportunidad de elegir cómo actuar.
Esto ocurre cuando hemos aprendido a conocer nuestras emociones, nuestros pensamientos y las sensaciones físicas asociadas, y elegimos frenar el impulso de actuar automáticamente, teniendo en cuenta las consecuencias que se puedan derivar de nuestros actos.
De esta forma, nos ahorraríamos muchas consecuencias desagradables.
Si crees que para ti supone un problema esta habilidad, piensa si te sigue compensando.